miércoles, 25 de octubre de 2017

El Autobús

La tarde de antes estuvimos en la estación de autobuses para coger un billete que nos llevara hasta Bagan. Todo un ir y venir de autobuses, grandes, medianos y pequeños, coches cargados con fardos hasta los topes, motos, y un no cesar de gente yendo y viniendo. Todo eso en un ambiente casi a oscuras por la poca iluminación que había, bastante polvo y ruido de claxon por doquier. Fue toda una experiencia aparecer por allí, lo bueno es que nuestro taxista nos llevó directamente a la agencia que hacía dicho recorrido, imagino que llevándose su comisión obviamente. En este país es muy curioso ver cómo pasa el dinero de mano en mano, va y viene, una cosa de trileros.
Era la hora correcta y apareció el autobús en la puerta del hotel tal y como nos dijeron. Si eres extranjero te tienen controlado en todo momento, tu número de pasaporte e información del hotel y habitación donde te alojas, pasa de listado en listado por hoteles, alquileres de motos, agencias de viajes,... tienes cierta libertad de movimiento, no toda la que quieras. Así que los que preguntáis si he visto algo de los rohynga, no, imposible acceder a esa zona si eres un mero turista como es nuestro caso, aunque seguro que con pasta y complicándote la vida un poco, todo es posible. Prosigo.
Nos recoge un pequeño autobús, creyendo que sería ese en el que iríamos hasta Bagán, como experiencias propias que habíamos tenido en Tailandia con los minibuses esos, pero no, no era ese. Recogieron a varias personas en el hotel y fuimos directos a la estación de autobuses del día anterior, esta vez a plena luz del día y viendo el hervidero de gente y autobuses grandes que había allí. Había llovido un poco la noche anterior y lo que antes era polvo, se había convertido en un lodazal de barro y lagos, lo que no impedía que hubiera un gran movimiento de mercancías y personas por aquel escenario pantanoso. Fuimos hasta nuestro autobús grande y comenzamos a subirnos todos según nuestro número de bilete, por lo menos me cabían las piernas. Por lo visto, muchos de los autobuses se los compran a Korea y Japón y, digamos que sus estándares humanos, no son como los nuestros sino un poco más pequeños. Una vez acoplados, arrancamos para salir de la estación.
Según fuimos saliendo, nos repartieron unas botellas de agua para el camino, todo un detalle. Comenzamos a salir a la avenida principal y el autobús se para para coger a un par de personas que suben. No llevaríamos un kilómetro y para para que suban otras 3, y así un número bastante alto de veces. El bus era de 52 plazas e inicialmente éramos 7 personas. Según salíamos ya de Mandalay para coger "la autopista", el bus reducía la marcha, se abría una puerta y el "revisor" gritaba si había alguien para subirse a ese bus en los diferentes puestos que encontraba a su camino, lo que venían siendo sus paradas en el recorrido. A veces se montaban una o dos personas, otras simplemente les daban un paquete o varios fardos de comida, que se subían y se colocaban en el pasillo central del autobús. Así que era algo como una agencia de transporte de cosas y personas, muy curioso.
Curva va, curva viene, algún peaje donde no se para si quiera para pagar, simplemente se abre la puerta del bus, se asoma el revisor con unos billetes en la mano y se los deja en la mano al tipo del peaje como si se pasaran droga o cualquier otra mercancía ilegal, o simplemente hacía un rollito y se lo tiraba a la cabina si el tipo estaba despistado o atendiendo a otro vehículo.
Seguíamos viendo obras en la calzada en algunos tramos. Mujeres cargando piedras que luego eran aplastadas por la apisonadora hasta hacer lo que era la carretera. No sé si lo hacen para tener a la gente ocupada en algo o es que realmente están tan atrasados. Hablo desde mi más completa ignorancia, ya me informaré.
Finalmente, después de 6 horas de autobus, de bache en bache, con subidas y bajas de gente y paquetes. Después de haber vuelto a cambiar de autobús a mitad de trayecto en otra estación de buses. Tras haber parado varias veces a descansos de 20 minutos para ir al servicio, o comer algo o simplemente estirar las piernas. Habiendo probado una mierda riquísima (era pura drogaina) de barritas de sésamo tostado, como las barritas energéticas pero de verdad, no de plástico, o unas "hojuelas" como dirían en mi pueblo, Nava de la Asunción (Segovia), con una especie de miel muy suave que se te saltaban las lágrimas. Llegamos a Bagán! concretamente a Old Bagan, y nos alojábamos en New Bagan, así que el bus fue dejando gente hotel por hotel o parada por parada y, como de costumbre, nos dejó los últimos, parecía que no acababa nunca. Terminé con el culo carpeta.
Cuando llegamos al hotel, nos acogieron muy bien los empleados de allí, saliendo a recibirnos. La hospitalidad birmana es fantástica en todos los sitios. El hotel se veía muy pintón, con piscina, muy importante en Bagán sobre todo si te vas a dar la paliza a ver templos por el día. La verdad es que cogiendo de un día para otro el hotel o el hostel con AGODA en el móvil, nos ha ido de coña en todo momento. Mucho mejor de precio que booking u otras, estoy hablando de diferencias de precio de 60 0 70 por ciento, una pasada. Total, que llegamos, pasaporte, a rellenar de dónde venimos, a dónde vamos, días, que si número de visa,... lo de todos los hoteles. Subimos, dejamos las cosas, y nos fuimos a ver un par de templos, ya casi a oscuras, que teníamos a 300 metros del hotel, estábamos impacientes. Los templos son muy antiguos y, aunque los veas descuidados o con maleza, sí, te toca entrar descalzo. Sin miedo a serpientes o bichos (la cobra real se encuentra entre las especies que aquí viven), descalzos y casi sin luz, nos pusimos en marcha. El primer templo era muy pequeño y terminamos rápido, fuimos al segundo que estaba a unos metros de distancia. Nos encontramos a dos chavales que estaban encendiendo velas en el interior de la pagoda junto a una gran estatua de buda. Estuvimos charlando un rato con uno de ellos, nos preguntó de dónde éramos, días que llevábamos en Myanmar, que si necesitábamos un taxi, etc. Es la manera que tienen de hacer "negocio" o simplemente charlar, por lo cierto es que andan muy justos de inglés y también quieren practicarlo.
El día ya se hacía un poco largo, ya sólo podíamos alcanzar a ver lo que la luz de mi frontal led daba, así que decidimos ir a buscar un sitio donde comer algo para volver al hotel a acostarnos después de una larga ducha reconfortante. Volvíamos para el hotel, después de una suculenta cena probando diferentes currys, que pasamos por un puesto de alquiler de motos eléctricas (e-bikes), estuvimos hablando con el dueño e informándonos un poco y quedamos con él en que volveríamos al día siguiente a por una, ya no dábamos hoy para más y el alquiler era de 8 a 20 horas y ya eran cerca de las 21h.
Volvimos para morir al hotel, a las 6.30 am tocaba diana.


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