lunes, 26 de octubre de 2015

This is Samoa! Talofa

Esto es Samoa! Cualquier cosa que veas y no tenga una explicación aparentemente racional, usa esta frase porque le viene como anillo al dedo. Y es que son tan diferentes las costumbres samoanas a las nuestras, como sus coches y autobuses. El primer encontronazo con Apia (la capital), de noche y tras varias horas de vuelo desde la tan ordenada Nueva Zelanda, chocan frontalmente con el estilo samoano. La llegada del vuelo a una pista pequeña, de estar por casa, un grupo local amenizando la recogida de equipajes con canciones tradicionales samoanas, el control exhaustivo con inmigración y luego con los de las autoridades agrarias, por no contar el de la misma entrada a la terminal de ébola, que tienen en los papeles que pongas si eres de países que hayan tenido algún caso de ébola, como Sierra Leona, Nigeria o España. España!!!! Gracias a la magnífica gestión de los servicios sanitarios de nuestro país. Vamos, que el impacto es grande. Luego con los taxistas a la salida, como locos por cogerte de pasajero, aunque el importe no es alto, la verdad, tengo la impresión de que esta gente tampoco se ha subido a la parra y quieren hacerse millonarios a tu costa. Eso sí, no busques a nadie que ponga el taxímetro porque no existe.
Tras el golpe de calor, la humedad, la noche y que no había nada iluminado a excepción de los fales (como cabañas abiertas) comunales donde la gente estaba reunida o jugando al bingo (nunca he visto tanto bingos por metro cuadrado, lo juro), por fin llegas al hotel/motel, donde con un poco de suerte porque has encontrado abiertas varios puestos de cambio de dinero, puedes dejar una fianza para pagar el sitio, además del taxista que te ha llevado. Vivan las talas! Mañana será otro día, hoy sólo he podido encontrar abierta a estas horas, una pequeña tienda local donde comprar una cerveza y unas patatas fritas como cena. Samoa promete.

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