domingo, 23 de octubre de 2016

Cañones de los que no disparán

Antelope Canyon o lo que viene siendo un sitio muy especial para los indios navajos, y es normal que así sea porque ,a pesar de las hordas de turistas que vamos y venimos, el lugar es mágico , tiene ese carisma que notas en algunos sitios. Los tímidos rayos de sol iluminan las salas dentro del cañón, largo y con estrechos pasillos en los que sería complicado entrar con mochila sin rozarte con la pared. El color rojizo de la pared iluminada con el sol, el polvo de la arena que cubre todo el cañón flotando en el aire (los guias, que son navajos, llevan pañuelos tapando nariz y boca), ese polvo que terminas por masticar tierra durante horas después de la visita. He echado de menos más motivos tradicionales indios durante la visita, pero los guías han ido contando cosas sobre su cultura y sus leyes, que tienen un régimen especial dentro de la legalidad americana. Al ser zonas muy desérticas, las posibilidades de negocio son muy escasas y esta gente ha optado por explotar sus raíces de esta manera, porque no hay que olvidar que están en riesgo de exclusión social muchos de ellos.
Saliendo de Page, el pueblo pegado a Antelope Canyon, a tan sólo unos minutos podemos encontrar Horseshoe Bend, una maravilla del río con la formación de un meandro con forma de herradura, pero de un tamaño colosal, con vegetación y con una altura que quita el hipo. Una maravilla a escasos metros de la carretera.

Siguiendo la carretera, milla tras milla que marca el coche, por fin empezamos a vislumbrar parte del parque nacional del Gran Cañón, con formaciones rocosas, cañones cercanos enormes, mucha vegetación y una puesta de sol interminable que acompaña el viaje con canciones de Johnny Cash en la radio. Nos adentramos en el parque con nuestro annual pass y vemos los primeros view points del Grand Canyon, ya casi sin luz, así que pasando de parar que ya se verán, lo importante era buscar sitio donde dormir. Hete ahí el problema, y no por falta de sitios, porque la zona central del South Rim del Gran Cañón está repleta de lodges, sitios para comer y hasta oficina de correos, porque nay una pequeña comunidad de gente que vive allí, pero también había mucha gente, muchísima gente, era sábado y ni se nos había pasado por la cabeza el lleno. Y efectivamente, estaba todo lleno. Después de parar en un par de sitios, dar vueltas a oscuras por unas carreteras que no conocíamos y la temperatura cayendo en picado, paramos en un tercero (sin sitio también) y nos indicó a unos kilómetros, fuera del parque, había varios lodges y que fuéramos a preguntar. No quería pasar la noche en el coche porque la temperatura puede caer bajo cero en esta época y la ropa que llevamos es para desierto..un jersey es lo único que tengo de abrigo. Pero por suerte había habitación, con duchita para quitar toda esa tierra por pelo, cara, boca y todo lo demás, hasta piscina climatizada!!!!! Mi consejo es que si vais al Gran Cañón , reservéis motel antes de ir o tenéis la opción de iros a los de fuera, que en 15 minutos de coche estás en la Villa principal.
Ahora viene lo gordo... después de la tormenta siempre llega la cal...despertarse a las 6 de la mañana para estar a las 6:30 en uno de los miradores del Gran Cañón, que anoche se intuía como algo enorme, para ver la salida del sol. Ver amanecer nos encanta, esa imagen bucólica , no la de volver borrachos a casa con gafas de sol y escuchando piar a los pájaros. El espectáculo de la salida sel sol en el Gran Cañón es maravilloso, puedes ir viendo iluminarse todas las paredes verticales del cañón , poco a poco, ver como va cogiendo diferentes  tonalidades y la vida animal empieza su día, sobre todo las aves.
Después del madrugón, toca llenar el estómago , y vaya si lo llenamos. Ese maldito beacon es gloria, se deshace en la boca mientras cruje. Me rindo completamente, ya me tocará hacer una de verduras y físico, pero no ahora. Coño, si es que tienen hasta una máquina para hacer tortitas de manera automática!
Por suerte o por desgracia, pasamos horas entre miradores al cañón, e incluso una parte que no se podía hacer en coche, con un autobús que recorre todos los puntos de interés del parque de forma gratuita y cada 15 minutos , lo tienen montado muy bien para que no te haga falta mover el coche por el parque, da gusto.

Carretera...y a seguir, por la famosa ruta 66 un rato , sólo un ratito, toca desviarse un poco para ir al desierto otra vez más , Joshua Tree y sus cactus esperan. Son las 20 horas y el coche marca 30 grados, la noche promete.

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