viernes, 14 de octubre de 2016

Cuestas y rock'n'chowder

Las nubes pasan muy rápido al estar en plena línea costera, la temperatura es suave y la humedad elevada, y menos mal, las cuestas arriba y abajo son interminables, pero no hay nada que no se pueda resolver con la magnífica 3 days visitor pass y el cable car maravilloso o los múltiples autobuses urbanos eléctricos o híbridos, cuya frecuencia es muy alta. Es extraño lo familiar que me resulta ya lciudad para el poco tiempo que llevo aquí, pero es de gente agradable y no percibo ese trasiego infernal de las grandes ciudades, aunque la zona financiera y alrededores es diferente. Curioso es el caso de esa zona, donde más dinero se maneja puedes encontrar calles aledañas repletas de vagabundos y yonkis, y no hablo de dos o tres, no, hablo de grupos de 20 personas en cada manzana, recogiendo colillas del suelo, o hablando a las nubes.
Visita relaja por algunos de los diversos parques de los que cuenta la ciudad, como el remanso de paz y actividades de todo tipo en Golden Park, o pasar por las nostálgicas calles del movimiento hippie en el barrio de Ashbury, donde se origino toda aquella filosofía de vida y que, ahora, sólo puedes encontrar un montón de pintadas en la pared, tiendas de ropa de segunda mano y tiendas para fumar marihuana. Pasear por china town es imprescindible en casi cualquier ciudad hoy en día, saborear su gastronomía y ver las tiendas repletas de horteradas con mucha luz y brillos, pero en esta ciudad es interesante, sobretodo, por las vistas desde algunas de sus calles que, al estar en alto, puedes observar muchos rincones de la ciudad, y una gran cantidad de grafitis coloridos.
Con el atardecer cayendo, si la cantidad de nubes lo permite, y cesa un poco la lluvia, una visita que no puede esperar es la se Alcatraz. Mítica por millones de historias truculentas pero más aún por haber vuelto loco a Capone, no me lo podía perder. Barco y en 15 minutos estaba pisando la penitenciaria más famosa del mundo, convertida hoy en Parque Natural (para lo que hemos quedado, hay que joderse). No pienso decir mucho sobre la visita, sólo diré que tenían tres comidas al día a cada cual mejor y las mejores vistas de toda la puñetera ciudad, la vuelta de noche en barco es de las más bonitas que se pueden ver.
Habiendo sido capaz de salir de Alcatraz sin mojarme, son que me llevasen las corrientes, ni me comiesen los tiburones, el hambre se apodera de mí y voy en busca del bar de sandwiches del tío Tommy, concretamente Tommy Joynt. No nos engañemos, aquí llaman sandwich a todo lo que está cubierto con pan, en mi pueblo eso es un jodido bocadillo de toda la vida. Pero este sitio, ademasde ser muy económico, tiene unos bocatas brutales, muy buena mierda, sí. Un sandwich de cerco en barcacoa con una salsa que se te va la olla, mayonesa con queso y tomate natural, que se me saltaban las lágrimas. Eso sí, con un vaso de agua fresquita, que me he pasado el día bebiendo cervezas y tocaba relajar. Lo bueno es que el agua te lo puedes servir tú de pequeños dispensadores que tienen junto a los vasos, agua con hielo y a veces con rodajas de limón.

Ya muerto de cansancio con tanta fuga del presidio y venga a comer y beber como si no hubiera un mañana, aunque la gente de aquí come mucho, joder, sólo hay ver los desayunos con las pilas de tortitas (he visto pizzas de tarradellas más pequeñas) que se meten para el cuerpo. En fin, que va siendo hora de soñar con las tortitas.

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