viernes, 21 de octubre de 2016

Del desierto a tierra de nativos

Resumo Death Valley en una palabra, ACOJONANTE. Creo que cualquier otra definición que intente se quedará muy corta. Impresiona la rudeza del clima, la tierra tan árida, remolinos de polvo, escasa o nula vegetación y carreteras que se convierten en caminos de tierra con avisos constantes de inundaciones repentinas. En cuanto comienzas a adentrarte en este desierto empiezas a comprobar sus maravillas, sus animales adaptados de una manera maravillosa, su flora resistente a sequías terribles, e incluso un lago lleno de peces adaptados a un agua más salada que cualquier otra debido a su estado por debajo del nivel del mar. Puedes ver restos de antiguos asentamientos mineros abandonados que te dan una idea de lo dura que podía ser aquella vida en ese lugar, también hay numerosos pueblos abandonados de los que ya solo quedan unas cuantas ruinas, alguna todavía en pie. Death Valley es lo más parecido a Marte que puedo imaginar. Procura entrar con el depósito de gasolina lleno y bastante agua, no encontrarás ninguna gasolinera o tienda durante muchos kilómetros, aunque siempre puedes echar mano de los muchos turistas que pasan siempre que no vayas a zonas muy alejadas de las principales rutas. Cuidado con las serpientes y los escorpiones.
Una vez fuera de Death Valley sigues en el puñetero desierto, aunque con gasolineras y muchos casinos, bienvenido a Nevada! Y como me va la marcha, prefiero coger carreteras con encanto, así que prefiero ir por la zona del Área 51 por si se escapa algún UFO o veo a algún alien que se ha escapado de alguna mesa de operaciones, pero no hay suerte, llego a Las Vegas sin abduciomes, ni sondas anales, ni aliens... eso sí , con una camiseta molona del Area 51 Alien Center, que es un bar de carretera un poco friki.
Welcome to Las Vegas! O como digo yo "el mayor parque de atracciones para adultos del mundo". Y es que es eso, todo luces, pantallas anunciando espectáculos de todo tipo, gente bebiendo por la calle y fumando como si no hubiera un mañana (choca porque es el único sitio de USA donde lo he visto), que si tarjetas de prostitutas, servicios de limusinas, chicos y chicas exuberantes con los que hacerse fotos, casinos, más casinos y muchos más casinos, pero también mucha gente tirada en la calle pidiendo, aunque no sé todavía si para jugar, beber o comer, no lo tengo claro. Y es que así es Las Vegas, un sitio donde uno pasea para ver los casinos por dentro, comprar en tiendas de todo tipo, ir de bar en bar y buscar espectáculos a los que asistir por la noche a mitad de precio en los diferentes kioskos que se anuncian. Que si el volcán del Mirage, la montaña rusa del New York New York, las góndolas del Venetian o las fuentes del Bellagio, y muchos más de los importantes en el famoso Strip de Las Vegas. Impresiona todo mucho porque es a lo grande, muy bizarro. Conseguimos una habitación en el Excalibur por 50€ y había que probar, eso sí en una planta 17 para poder observar bien la ciudad desde lo alto, y es que la habitación daba justo al Strip.
Después de paseos por el bulevar para arriba y para abajo, de día y de noche, y haber jugado como un ludópata perdido la nada despreciable cantidad de un dollar, toca cambiar de aires o terminaré echándome a perder más si cabe.
Rumbo hacia tierra de nativos, los indios americanos para más señas, pero pasando por Zion Park, es una pasada de sitios. Desearía poder estar mucho más tiempo para poder hacer rutas de senderismo, escalar o hacer acampada por aquí, son sitios increíbles. La tarde cae y nos coge en Marble Canyon, el verdadero comienzo del Grand Canyon, siendo una pasada por la zona de los indios navajos. El verde valle contrastando con las colinas de distintas tonalidades de rojo que hacen de la puesta de sol un espectáculo de color. Hora de descansar cerca de Antilope Canyon, la cosa promete.

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