martes, 18 de octubre de 2016

Del verde al amarillo

Amanece y, café en versión tanque en mano, toca partir desde las llanuras de granjeros, que piden el voto para Trump creyendo que arreglará sus problemas de agua, hasta el más caluroso y amarillento desierto de Mojave. Primero toca Yosemite, para obligatoria donde las haya, para ver su inmensa riqueza natural y presentar los respetos al Capitán, esa gran pared vertical de mas de dos mil metros de altura, todo un reto para los escaladores. Cuando estás debajo te sientes pequeño, muy pequeño, pero es que te sientes enano constantemente en este país, todo es enorme, a lo grande. Tierras de cultivo tan extensas que no llegas a ver el final, de viñedos, naranjales, manzanas, lo que se te ocurra.
Otro punto muy interesante es Glacier Point, aunque no busques hielo que no lo vas a encontrar, al menos de glaciar, pero sólo las Increíbles vistas de las montañas que lo rodean y el valle en su parte baja, merece mucho la pena. La siguiente visita era para Mammoth Lake pero con la carretera ya cortada, que sólo abren en época estival, se hace tremendamente complicado llegar allí teniendo que rodear el parque por la zona sur para luego subir, porque realmente son tres parques nacionales juntos, el pirulo es más que considerable y lo del culo carpeta iba a ser algo perenne para el resto de mi vida, no procedía, así ya tengo cosas que ver a la vuelta. El cambio de planes trae consigo improvisar, y ya que tenemos la annual pass para los parques nacionales ( sale por 80$ en lugar de pagar 30$ cada vez que entres a uno, contando Yosemite, Secuoya, Death Valley y Gran Cañón), pues a bajar a Secuoya para ver estos increíbles monstruos de la naturaleza tan enormes. La verdad es que los colores del otoño con tanta vegetación son espectaculares y tienes agua por todos lados, cascadas, torrentes, musgo goteando...

Después de mucha curva, y curva, y curva, y pasar con el coche por dentro de una secuoya muerta, y más curvas, por fin llegamos a las llanuras extensas con un paisaje bastante desértico, todo muy amarillo. Toca para en Mojave, repostar, pasar la noche y disfrutar de un viento del carajo que hay por aquí, porque no hay nada más que viento. Eso y trenes con convoyes interminables, he visto pasar uno con más de 70 contenedores (en el 70 me he cansado de contar).
Mañana Death Valley, espero volver... chan chan!

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