lunes, 30 de noviembre de 2015
Angkor y sentirse Indiana Jones
Llego allí en un tuk-tuk para recorrer las más lejanas, no sin antes pasar por la entrada principal para comprar la entrada de 3 días, te la piden prácticamente a la entrada de cualquier templo, entres por donde entres. El calor aprieta desde primera hora de la mañana y hordas de turistas llegados en autobús campan a sus anchas por los principales templos como Angkow Thom, Angkor Wat o Preah Khan. El tuk-tuk me lleva a ver Angkor Wat primeramente para luego dirigirnos a la zona más exterior, Banteay Srei. El momento en el que te encuentras frente a las puertas de Angkor, rodeado de todo aquello, es indescriptible. Es una imagen que has visto muchas veces en foto, de un sitio al que quieres deseas ir según ves aquella escena, y ahora soy yo el que está aquí delante. Flipando a cada paso que voy dando, descubriendo cada rincón de aquel templo, fijándome en cada detalle, cada escultura en la piedra, los textos de sánscrito grabados en las paredes,... podría pasarme el día entero allí pero quiero descubrir más templos, así que voy a buscar a mi tuk-tuk entre la vorágine de tuk-tuks, bicicletas, coches y autobuses.
Importante comprar agua, aunque por muy fría que me la dan, se calienta a los pocos minutos. Eso sí, no es que haya dejado mucho después del trago que le he metido. Son las 8.30 am y parece que lleva horas pegando el sol del calor que hace. Por fin encuentro al conductor de mi tuk-tuk y tiramos rumbo a los templos más alejados. Pasamos por un montón de pequeñas aldeas donde algunos niños que van al colegio nos saludan amablemente. Hacemos una parada en el museo de las minas antipersona. Es el museo de una organización que se dedica a quitar las minas sembradas por todo Camboya. La zona de los templos es relativamente segura, pero el resto del país es peligroso cuando te sales de los caminos trazados. Hay tal cantidad de zonas minadas sin marcar que todos los años mueren muchas personas o sufren algún tipo de discapacidad. Allí puedes ver el horror de las minas sembradas por todo el mundo, tipos de minas, países adheridos al tratado de no proliferación de minas y los que no, etc. El horror de las guerras muchos años después del fin de las mismas.
Llegamos a Banteay Srei por fin, un paseo muy agradable disfrutando de escenas típicas del campo camboyano. El tuk-tuk se queda a la puerta y me pongo a meterme por los rincones que veo, Cuanto más ves, más quieres, es curioso.
El día va avanzando entre calores y templos, me siento un poco Indiana Jones cada vez que me meto por las ruinas, es impresionante todo lo que hay por descubrir detrás de cada esquina. Hay muchos que prácticamente no tienen gente, están casi desiertos, y otros son los que se llevan la gran atención del público, sobre todo los que están metidos en el mini-tour que le llaman, para los que viajan express y quieren ver exclusivamente lo que se considera más importante. Templos de todo tipo, con muchas estructuras diferentes aunque ornamentalmente son muy parecidos por ser consagrados a las mismas deidades hinduistas como Shivá o Vishnú, que fueron el origen de la construcción de las edificaciones, aunque luego se fue dando paso a multitud de figuras de Buda por ser el budismo la religión predominante en la zona. Hay que tener en cuenta que Angkor fue creada por comerciantes indios que pasaban por esa zona durante varias semanas en su trasiego de India a Camboya y su regreso.
Las luces del atardecer me sorprenden en el templo de Bayón, donde puedo maravillarme con los rayos del sol tocando las enormes caras esculpidas en la piedras de las altas torres que lo coronan. Creo que ninguna fotografía de las que pueda hacer, podrá reflejar lo que realmente se ve en persona en ese momento, es una sensación de completa paz, tranquilidad, como aislado del mundo a pesar de la cantidad enorme de personas visitando dicho templo.
Terminada ya la jornada, entre sudores, cientos de fotografías y un sinfín de escaleras que he subido y bajado en los templos, llego a Siem Reap para descansar un poco, alquilar una bici y disponerme a ver el amanecer del día siguiente, me han dicho que es una maravilla verlo desde el templo de Angkor Wat, donde se puede ver reflejado en un pequeño lago, parte de los edificios del mismo. Así que ya que estoy ahí, qué narices! vamos a pegarnos el madrugón para ver esa maravilla.
Bici lista, mochila preparada, cenado... a dormir que las 4 am llegan muy pronto.
jueves, 26 de noviembre de 2015
Cu Chi y el delta del Mekong
lunes, 23 de noviembre de 2015
Ho Chi Minh city
domingo, 22 de noviembre de 2015
La cultura y sus ruinas
jueves, 19 de noviembre de 2015
Saliendo de la gran urbe
martes, 17 de noviembre de 2015
De cultura, política y otras hierbas culinarias
lunes, 16 de noviembre de 2015
De día todo cambia
sábado, 14 de noviembre de 2015
Hànoi
viernes, 13 de noviembre de 2015
Sabor cosmopolita
jueves, 12 de noviembre de 2015
Ciudad mítica, Sydney
martes, 10 de noviembre de 2015
No todo va a ser mundo marino
sábado, 7 de noviembre de 2015
El animal vivo más grande del mundo
jueves, 5 de noviembre de 2015
La gran Australia
martes, 3 de noviembre de 2015
Que hacer por Samoa
Son tantas cosas las que uno puede hacer en Samoa, que resulta imposible reunir todas aquí, sobre todo porque se trata de vivir Samoa, aún asi me arriesgo a poner unas cuantas.
Podemos encontrar muchas maravillas naturales para visitar. Cascadas impresionantes (en algunas incluso puedes nadar como en Afu Au), campos de lava donde puedes disfrutar de vistas espectaculares como el Coast Walk, playas increíbles de arena blanca en Lalomanu, reservas marinas para hacer snorkel o buceo, etc. Una de las cosas que me llamo más la atención fue la cueva de los enanos en Paia. Una cueva contruida en lava, donde la leyenda cuenta que fue excavada por unos enanos, un cazador la descubrió y los enanos le dijeron que si no contaba nada de la cueva, le darían toda la riqueza que quisiera, y todo fue así durante un tiempo, con muchas posesiones, mujeres, mucha riqueza, hasta que un día, el cazador, borracho contó donde se encontraba la cueva a otros cazadores, y a la mañana siguiente todo lo que tenía había desaparecido. Es un lugar curioso donde el guía, encargado de cuidar del acceso a la cueva, me contó que todavía nadie ha encontrado el final de la misma.
Otro de los sitios privilegiados es la piscina de To Sua, de la que seguro habéis visto alguna foto en las muchas guías de viaje de paraísos tropicales del Pacífico. También es genial la casa de Robert Louis Stevenson, el famoso escritor de La Isla Del Tesoro, donde se afincó hasta su muerte. Era muy conocido y querido entre toda la población aborigen, al que llamaban Tusitala (el contador de historias).
Imposible pasar por Samoa sin acercarse a la Villa Cultural de Samoa, de entrada gratuita (la voluntad), donde podremos disfrutar de las culturas del pueblo samoano, desde artes de baile, música, orfebres de madera, costura, hasta tatuaje tradicional samoano, el cual tiene una gran importancia para este pueblo.
Por supuesto, no hay que perderse pasar por la estación de autobuses de Apia, es impresionante ver el colorido de cada uno, con mensajes de todo tipo pintados. El mundo autobús en Samoa es otro mundo. Puedes verlos con la música a todo volumen, de colores diferentes, parar donde no hay paradas, la gente se sube o baja en marcha incluso, pero... esto es Samoa!
Todo eso me dará hambre, y de comer qué toca.
McDonald's ha llegado a todo el mundo, pero no hay que ser tan ganan como para terminar comiendo porquería a casi 17000km de casa cuando la tienes más cerca.
Siempre te puedes acercar a cualquier puesto de la calle donde puedas encontrar BBQ a buen precio, por 6 o 10 talas puedes ponerte hasta arriba, aunque tambien puedes ir a algún restaurante para comer lo que comen ellos normalmente, suele ser pollo rebozado (el rebozado es increíble), un fish'n'chips de pescado fresco, o pollo y verduras con curry. Estuve comiendo en un resort (son unas cuantas cabanas) llamado Fituafe's Indigenous Vai Villas donde compraban todo a gente local, de la comunidad, tanto verduras, pollo, como pescado, a un precio muy barato y con una calidad inmejorable.
También el local de Apia de Pinati's Restaurant es una gran apuesta, donde podras ver la cantidad de samoanos que van a comer allí con la familia, o bien, a coger los pedidos para llevar. A las 19-20 h aquello es un hervidero de gente que entra y sal, y podeis imaginar por qué tiene tanta fama entre los locales, verdad? yo repetí varias veces la experiencia.
Si buscas una experiencia de restaurante más cercano al concepto que conocemos, el Bistro Tatatu de Apia no te defraudará, aunque el precio no es el más barato que vayas a encontrar. Eso sí, la comida y la mezcla de sabores es exquisita, es una experiencia gastronomica para no perdérsela, con un ambiente muy acogedor y distinguido.
Samoa es una experiencia para vivirla, por mucho que pueda contar, no se acercará a lo que realmente disfrutas cuando estás en este sitio. La gente y la naturaleza, todo enamora.
Volveré seguro.