Tras unos días maravillosos en Cairns, toca despedirse de la
Gran Barrera de Coral lloviendo para ir al encuentro de Sydney, esa ciudad que
siempre sale en el telediario como primera referencia de la celebración del Año
Nuevo, o por el archifamoso conocido edificio de la ópera.
Llegada perfecta, el día espera con nubes y claros, y
dispuesto a coger el tren para ir al hotel, situado en la Central Station. Como
me había enterado del tema de los transportes por una conversación en el hostel
de Cairns, fui directamente a por una Opal Card, que es la tarjeta de
transporte por excelencia , la cual puedes recargar cuando quieras y es válida
para trenes, buses y ferries, es muy práctica.
Primera parada en Sydney, Chinatown! La ciudad está
llena de asiáticos pero Chinatown es otro mundo. Todo olores, mucho caos y un
ir y venir de gente con fardos, bolsas enormes y demás. La lluvia ha hecho acto
de presencia pero no amedrenta las ganas de recorrer el barrio paraguas en
mano. Con el hambre llamando a la puerta, creo que es hora de buscar algo, he
visto unos dimsum con muy buena pinta. A reponer fuerzas y estudiar un poco el
plano de la ciudad, es enorme y no dispongo de muchos días aquí por desgracia.
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