Después de unos días breando con millones de motocicletas,
sigo sano y salvo, así que decido moverme a una zona rural, seguro que allí la
cosa cambia un poco, espero.
El caso es que llego a Danang en avión y me dirijo a Hoi An
en taxi porque están muy cerquita. El cambio es enorme, sigue habiendo mucha
moto pero ni punto de comparación con Hanoi, el ritmo parce mucho más tranquilo.
Según me acerco a mi destino, comienzo a ver mucho turista en bicicleta,
incluso en moto. Cuando llego puedo comprobar que es una ciudad enfocada al turista,
llena de sastrerías donde te puedes hacer un traje o vestido hecho a medida por
un precio muy bajo de lo que acostumbramos a pagar. Respeto a la gente que lo
hace pero, sinceramente, no es el souvenir o recuerdo que me quisiera llevar de
Vietnam , me parece un tanto ostentoso y ridículo. Pero repito, respeto.
La zona del puerto parece de película, sobre todo por la noche,
iluminando los rincones con sus farolillos típicos, su puente y sus barcas
navegando el tranquilo rio mientras la gente posa en el agua velas flotantes
encendidas. La imagen es idílica, con multitud de parejas paseando en las barcazas. Noto un ambiente
algo más relajado en el gesto de los vietnamitas de aquí, pero sin dejar ese
toque arisco.
Aprovecharé para ir a My Son para ver los templos y a la
vuelta ver el centro de Hoi An con luz, que me da que no será tan espectacular
como las noches iluminadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario